El pasado 25 de febrero un representante de EKB participó en el debate sobre el momento de la lucha de masas antifascista organizado por la asociación ‘Volver a Marx’.
Intervención de EKB en el debate sobre antifascismo
Nuestro representante no pudo quedarse hasta el final del debate. Aún así, incorporamos parte de sus apuntes para las dos últimas cuestiones planteadas. Agradecemos a Volver a Marx y al resto de pontentes su espíritu constructivo.
Sobre las movilizaciones
1 ¿La movilización en cientos de ciudades es sólo por la libertad de Pablo Hásel o contra el régimen monarco-capitalista?
La represión que sufre le hace figura y símbolo de problemas estructurales del régimen. En estos casos siempre subyacen esos problemas que permanecen sin resolver y que son el núcleo de la lucha por la transformación democrática y en última instancia la revolución socialista.
La represión, sin embargo, es constante y cotidiana, como vemos en la represión al movimiento sindical (Tubacex recientemente y muchos más); no es algo especial que ocurre a algunas personas, aunque sí a determinado tipo de ellas, no a los fascistas.
Hay que entender que debido precisamente a la estructuración tanto económica como política del país, estas cuestiones aparecen habitualmente en formas indirectas, con protagonistas cuya actuación no necesariamente obedece a un programa revolucionario radical, esto explica la heterogeneidad del movimiento de oposición más radical.
Sin embargo, esa heterogeneidad es limitada, más ideológica que material, es decir, la composición material de estas movilizaciones es fundamentalmente un amplio sector de la juventud de origen obrero o como mucho pequeño burgués, probablemente más estudiante o parada que propiamente trabajadora, pero el espectro ideológico nos parece ser más amplio, ejemplificado en el caso catalán en la transversalidad que va de JxC a la CUP pasando por ERC y puede que algunos sectores cercanos a los En Comú Podem, anarquistas y demás.
Aunque se pueda considerar que ello forma un “frente”, a nuestro juicio es una de las debilidades tradicionales del movimiento radical en España, que, desde hace demasiado tiempo, prácticamente desde la guerra, no tiene una verdadera experiencia de frente común, mientras que al otro lado se observa un verdadero frente “de Estado”.
Por lo tanto, el problema fundamental es que eso logre traducirse en algo, en una estrategia donde se planteen objetivos concretos inmediatos (libertad de expresión etc.) y generales (en la línea de la democracia primero y el socialismo en último término).
¿Un régimen debil?
2. ¿En qué esta masiva movilización debilita al régimen?
En bien poco. Es decir, no en mucho más de lo que lo pueden debilitar sus continuos escándalos. Hay que pensar en la eficacia de la actividad que se realiza.
La represión, en este sentido, resulta muy eficaz y la heterogeneidad del movimiento dificulta su refuerzo. Igualmente, la propaganda es un factor de difícil manejo en este contexto.
Nosotros siempre advertiremos contra el entusiasmo injustificado.
Planteado el problema de la violencia, ésta no es el contenido fundamental de estas movilizaciones, no es el problema de fondo. Aunque el cuidado debe estar en evitar la provocación porque cierto tipo de actos resultan contraproducentes (algunos pillajes y demás). No es posible cuando no existe una organización que permita mantener la seguridad frente a la infiltración, etc.
Unidad antifascista
3. Ayuda a unir a las masas antifascistas del Estado en la lucha democrática común?
Podría decirse que sí en la medida en que se ha extendido por todo el país, pero eso no significa que haya salido del marco del antifascismo “marginal” que denunciamos.
De ello hablamos en nuedtro documento «Antifascismo: de la marginalidad a la lucha de masas» (2009).
La misma pregunta parece que plantea si se unen las masas antifascistas… “habituales” de distintas partes del Estado, puesto que ni esa unidad se puede considerar que exista.
Es habitual plantear esta cuestión partiendo de la división, es decir, hay diversas partes separadas (Euskal Herria, Catalunya, Galiza, otras naciones, etc.) y a partir de ahí, el intento sería unir eso “contra el Estado”. A nuestro juicio es un error no partir de una consideración precisamente de Estado. Es uno de los factores que dificulta enormemente la existencia de un Partido comunista en este Estado. Ello no quiere decir que estemos en contra de cualquier iniciativa de unidad, aunque sea partiendo de lo dicho.
Para nosotros hay que ir incluso más allá, aquí lo que tenemos es una parte concreta de las masas, ya movilizada o sensible a la movilización por diversos motivos, pero no es posible avanzar más sin unir a las auténticas masas y sin que el antifascismo sea auténticamente de masas, frente al “fascismo ordinario” o “franquismo sociológico” que es posible detectar incluso en partes de oposición al régimen del 78 actualmente, especialmente el nacionalismo burgués.
Evitar la degeneración posmoderna
4.- ¿Cómo hacer que la movilización tenga una orientación antifascista y democrático radical y no degenere en otro engendro troskista posmoderno tipo Podemos?
Falta una dirección revolucionaria y falta el factor ideológico subjetivo, es decir un Partido. El peligro es por lo tanto en este caso esa desviación izquierdista, entre anarquista y posmoderna.
Ya existe Podemos y otros engendros trotskistas y posmodernos.
En nuestra opinión esto plantea la necesidad del combate ideológico y científico contra el posmodernismo en general y diversas manifestaciones suyas en particular. Todo ello opera contra la visión científica, el materialismo histórico y el marxismo-leninismo. Especialmente sensibles a esto son efectivamente las “masas antifascistas” de las que estamos hablando, además de las propias masas más amplias.
Esta lucha tiene dificultades muy grandes y particulares que ya conocemos. Sería clave que, entre los comunistas, los marxistas-leninistas, llegáramos a un consenso mínimo sobre los aspectos a combatir y rechazar, por un lado, y los aspectos a reforzar y desarrollar.
El gobierno Sánchez-Iglesias
5.- ¿Qué pasa en el gobierno Sánchez-Iglesias al calor de esta nueva coyuntura de lucha de masas?
Las tensiones crecen aquí igualmente cuando tenemos este tipo de símbolos y podemos verlo en las diversas polémicas (sobre la libertad de expresión, monarquía, ley trans, alquileres, reforma laboral y otras).
En principio cabe pensar que las tensiones a que se somete la coalición lleven al punto de ruptura en algún momento. Dependerá también de los equilibrios posibles y de la voluntad de los propios actores.
Sin embargo, no cabe engañarse sobre la verdadera naturaleza del PSOE en este caso y su voluntad final con respecto a Podemos.
En cuanto a éstos, es muy posible que afronten problemas orgánicos que dificulten mucho sostenerse fuera de la coalición; por eso tratan de mantenerse en ella en una estrategia de tensión calculada con un fuerte componente simbólico en muchas de sus iniciativas, lo que puede llegar a revelarse un error en la medida en que el PSOE es perfecto conocedor de todo esto.
A nuestro juicio, esta tensión cae sobre Podemos casi enteramente y el riesgo orgánico que mencionamos difícilmente lo sufrirá el PSOE.
Ya vemos que van acercándose al PP en algunos asuntos “de Estado”.
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