Este 8 de marzo en el contexto de la Revolución de Octubre debe hacernos reflexionar, y recordarnos que la revolución tiene rostro de mujer.
Hemos sido la chispa que ha encendido la mecha revolucionaria, desde Versalles hasta Moscú.
Cien años después seguimos luchando, seguimos en pie de guerra. Las mujeres se manifiestan en EEUU en contra de un presidente envuelto en escándalos sexuales, abiertamente racista y machista. Este hecho demuestra que la justicia del capital no condena a sus aliados, permitiendo que hombres como Trump puedan llegar a ser presidentes.
La justicia burguesa es selectiva, pero esto no es nada nuevo. En lo que va de año más de 20 mujeres han sido asesinadas por el terrorismo machista. Resulta ofensivo que nos llamen a denunciar cuando el 40% de las asesinadas habían acudido a la comisaría.
Todo esto da lugar a movimientos feministas como el que está sucediendo en Madrid frente a la Puerta del Sol, en el que 8 mujeres luchan por lograr que las agresiones machistas sean un asunto de Estado. A la vista está la despreocupación del Estado burgués respecto a estas mujeres trabajadoras que, llevando varios días en huelga de hambre, son ignoradas y multadas.
Hoy más que nunca, las mujeres obreras de todo el mundo se necesitan a sí mismas de manera apremiante. Se necesitan fuertes, organizadas y revolucionarias.