El periodista vasco Pablo González se encuentra ahora en Moscú tras un intercambio de prisioneros entre Rusia y la OTAN.
Pablo González ha pasado en una cárcel polaca los últimos dos años y medio sin que fuera acusado formalmente de nada y con sus derechos carcelarios muy limitados.
El Gobierno español se ha desentendido por completo de sus obligaciones para con sus ciudadanos en el exterior, cumpliendo a la perfección con su función de gestor imperialista en el contexto de la guerra contra Rusia.
El imperialismo enarbola la bandera de la libertad de prensa únicamente cuando sirve a sus intereses. Y eso es lo que ha propiciado los 29 meses de cautiverio sufridos por Pablo González. No cabe confiar en la democracia y las libertades de los imperialistas, pues son un canto de sirena para dominar a la clase trabajadora.
El periodista navarro se desplazó a Polonia con la intención de cubrir los acontecimientos desatados en Ucrania desde el 24 de febrero de 2022. Sin embargo, al de pocos días fue detenido por los polacos por tener pasaporte ruso, además del español y, por lo tanto, comunitario. Con esta detención los defensores de la guerra se garantizaban que solo se contara su versión, su propaganda.
Cabe denunciar la dejadez del Gobierno PSOE-PODEMOS/SUMAR a la hora de exigir la repatriación de un ciudadano español. Y también la de los medios españoles para los que trabajaba, como La Sexta, supuesto medio de izquierdas que no ha dicho absolutamente nada sobre el secuestro de su colaborador.
Sirvan estas líneas para saludar la puesta en libertad de Pablo González y desear su pronto regreso a casa con su mujer, tres hijos y demás familia y amigos.
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